jueves, 10 de septiembre de 2009

UMBRAL.

¡Hola de nuevo a tod@s!Ya estoy por fin en casa y sobra decir que os he echado mucho de menos.
Retomo el blog con un relato que recientemente he escrito y que espero sea de vuestro agrado;para ello,me ha inspirado este vídeo que pongo a continuación de Dave Gahan(voz de Depeche Mode),cuyo tema "Kingdom" es de esas canciones con unos sonidos así onírico-trascendentales que cuando los escuchas te generan sensaciones como en cascada.Además,la letra del tema,junto con las imágenes de quien ha hecho la pieza, vienen muy al caso para el texto que hoy nos ocupa.



UMBRAL.

Me siento afortunado.Y no debería.Quiero decir,¿cómo puedo sentir felicidad en mi corazón cuando todo lo que me rodea en mi entorno de origen está teñido de la más absoluta desesperación?Es de locos,y a veces me siento un miserable por ello.Pero vosotros pensaríais igual que yo si contemplárais lo que veo ahora mismo.
Por si os interesa soy Kim.Escribo esto porque sé que por un extraño motivo,y según me han hecho constar,vais a poder leer mis palabras en los albores del siglo XXI.Es absurdo hablar en futuro cuando es una acción remota para mí,pasada,pues yo soy de una época siete siglos posterior a la vuestra.Es realmente desquiciante pero ya he contemplado cosas lo suficientemente jodidas como para que me escandalicen estas disquisiciones espacio-temporales:eso se lo dejo a los que me contrataron y adiestraron.
Bueno,he de decir que soy de la Tierra,como vosotros,pero no es tal cual la conocéis en vuestra época,es muy diferente.Y no,si lo estábais pensando,no es ese lugar típico imaginado tantas veces en ficción;vamos,no esperéis que esto sea la típica llanura o estepa postapocalíptica en la cual sobreviven unos seres humanos harapientos bajo los rigores del invierno nuclear,en una atmósfera irrespirable bajo un cielo permanentemente encapotado de color gris verdoso...,eso cuadra mejor para una película de cine de esas que se hacen,o se hacían,porque aquí hace tiempo que dejaron de hacer gracia...,por la tremenda y cruel similitud con la realidad.De pequeño siempre me atormentaron con esas historias que pasan de generación en generación,pues mi abuela y mi padre me las contaban y me hacían temblar de pánico,quitándome el sueño.Todo eso una vez fue real en nuestro planeta,ocurrió,pero fue hace mucho tiempo y ni siquiera el abuelo de mi tatarabuelo pudo llegar a vivirlo en persona.Sin embargo,las consecuencias de aquellas luchas,de aquellos desórdenes llegan hasta nuestros días y es por eso el propósito de mi viaje.
La Tierra se muere.Y nosotros con ella.Lleva décadas languideciendo pero ahora ya no hay vuelta atrás.Es como si hubiera bajado los brazos,como si hubiera renunciado a seguir luchando,y a diferencia de un ser humano enfermo,a ella no se le puede curar ni reanimar con unas descargas eléctricas directas al corazón.Se ha rendido,y casi que nosotros también.Al contrario de lo que se podría pensar nuestro planeta no se muere en mitad de explosiones volcánicas y de terremotos brutales,o de violentos azotes del mar y su fuerza contra los continentes,o de un cataclismo devastador,no;más bien,se diluye como la luz de una bombilla viejita que día a día va perdiendo cada vez más potencia,más fuerza hasta que un día ya no luce más,así,sin fundir los plomos ni estallar ni nada.Todo eso tiene como consecuencia que las cosechas no crecen,o crecen en menor cantidad y vigor(insuficientes incluso para alimentar nuestra diezmadísima población),la tierra se seca,volviéndose improductiva;las fuentes de agua dulce se ven mermadas hasta cotas inimaginables,la flora y la fauna escasean hasta el punto de que han desaparecido la casi totalidad de las especies,sobreviviendo sólo aquéllas que no dependen de un depredador o de una presa por encima o por debajo de la pirámide alimentaria(los científicos hablan de un retroceso biológico de miles de millones de años,casi al nivel de las amebas).
Los asentamientos en donde nos hemos podido establecer son de una extraña belleza,quiero decir,que no son un lugar que asemeje estar a las puertas de la extinción.Haced un borrado completo de vuestra memoria con los prejuicios y las ideas preconcebidas acerca de los mundos crepusculares inspirados por el entretenimiento,pues los lugares donde habitamos los humanos son de una lúgubre melancolía difícil de imaginar,como una charla insípida en un salón recibidor entre los asistentes a una fiesta de buen tono que ya ha finalizado y esperan a no se sabe bien qué en medio de un amargo sentimiento de pena por dejar atrás unos momentos vividos de inmensa alegría,que se sabe que no volverán jamás y que se escapan ya entre los dedos.Así nos sentimos,como esperando en la sala de espera de no se sabe bien dónde el billete de ida de un destino incierto.Ha habido momentos de desesperación,de incredulidad,de fe ciega en lo invisible,de confianza en nuestras posibilidades y conocimientos,de introspección existencialista y de muchos otros estados de ánimo a lo largo de estos años,pero ahora nuestras gentes han arrimado el hombro,ha penetrado la solidaridad en nuestros corazones y nos insuflamos ánimo unos a otros para afrontar lo que nos venga;de esta manera,puedo afirmar que el carácter de los hombres y de las mujeres de nuestra época es de una desesperada inocencia,de una brutal candidez que haría enloquecer al más cuerdo.Nuestros paisajes,nuestro entorno,son de una quietud infinita,como abandonados por su creador recién modelados,como un hermoso tiovivo en medio de un parque de atracciones sin electricidad,esperando a ser utilizado pero en realidad detenido,estático,no se sabe bien si abandonado durante eones o aún sin utilizar,sin desenvolver.
Recuerdo salir de nuestra casa por la mañana,al aire libre,y sentir la tenue brisa en mi rostro mientras avanzaba hacia el trabajo pisando la fina grava del suelo con las grandiosas montañas peladas al fondo,enfrente mía;es curioso pensar que aquella brisa que me acariciaba antaño hubiese sido un huracán...así de apagado está todo.Guardo esos recuerdos junto a otros más privados fuertemente en mi memoria,quizás porque fueron los últimos buenos y puros que tuve antes de meterme en esta mierda.
Ya no sé ni cómo sucedió,pero recuerdo que fui seleccionado por mi experiencia de supervivencia en los climas más extremos y duros,que había soportado durante años en mis viajes en busca de recursos energéticos para el planeta.Entre muchos aspirantes(voluntarios o no)fui el elegido,pues consideraban que la resistencia física adquirida era básica para mi cometido,lo otro era secundario y ya vendría después.Así me convertí,hace unos cuatro años,en miembro de la Oficina Espacial,la misión(la supe hace bien poco):encontrar vida fuera de la Tierra.
No hay habitante de la Tierra que no sepa el objetivo de mi misión,no es un secreto,ya que había una voluntad expresa de dar a conocer los resultados de mi viaje casi al minuto a toda la población.La razón fundamental de esta aventura es saber,antes del inminente e incierto final que nos aguarda,si por algún momento a lo largo de estos millones de años el ser humano no ha estado solo en el Universo.No tiene ningún beneficio para nuestro planeta,ni siquiera se concibe como un S.O.S. desesperado en el último momento con el fin de ser rescatados por otra especie más avanzada y con recursos para desarrollarnos junto a ellos en su planeta de origen,es simple y llanamente afán de conocimiento:el deseo más furibundo de saciar nuestras preguntas,nuestros anhelos,nuestros temores,el encontrar sentido a nuestra feneciente existencia,hallar respuesta en nuestro ocaso como especie y civilización.Como el moribundo que en su lecho de muerte pregunta a sus allegados por ese secreto de familia que le ha sido velado durante toda su vida pero que sin embargo sospechaba,y que sabe que no le va a reportar ningún bien tener conocimiento de ello,sino más bien dolor y vergüenza,pero que ansía conocer por el simple hecho de poseer todas las respuestas,por completar esas piezas del puzzle de su vida:sencillamente,por no sentirse engañado.
Fui entrenado a conciencia y con celeridad en el manejo de la nave que piloto,aprendí rápido y bien todo lo necesario para desenvolverme en el espacio exterior,incluso sé lo que debo hacer ante la eventualidad más inverosímil que se me pueda presentar.Antes de abandonar mi casa con destino a la base recuerdo como mi abuela y otros vecinos de las casas aledañas se despedían de mí con cariño y discutían sobre los motivos o lo adecuado de mi viaje;y mientras charlaban entorné los ojos,y sus voces me llegaban huecas y lejanas,como a través del espacio,y me sentí flotar moviéndome a cámara lenta,lo cual dicen que es una sensación muy común a todo aquél que va al espacio por primera vez,pues es como si el cerebro te entrenara inconscientemente para lo que se te viene encima.Por suerte pude aterrizar a tiempo para despedir a los vecinos y a mis seres queridos,y cuando salía por la puerta mi abuela me abrazó y me dijo susurrando al oído:"La gente dirá lo que quiera,pero yo sé que vas a buscar a Dios".Entonces se separó de mí y mirándome fijamente me dijo:"Buena suerte con ello".A veces creo que a mi abuela se le va un poco la cabeza.
A pesar de mi poca experiencia como piloto y viajero del espacio mi salida de la Tierra fue como la seda,así como los primeros días de viaje antes de la hibernación,necesaria para poder llegar vivo y en condiciones al agujero donde me mandan.Pero afortunadamente pude contemplar por los cristales de mi nave antes de alejarme(no sé si definitivamente y para siempre)la imagen más hermosa que haya visto jamás:la esfera de nuestro planeta ya no tan azul envuelto en una fina capa blanquecina de nubes que recubría su contorno en las dos terceras partes.Iba a echarla mucho de menos y mientras mis ojos comenzaban a empañarse por las lágrimas,mi mente se veía asaltada por muchos pensamientos y recordé como un piloto veterano de la base me dijo una vez:"¡Chaval,que sepas que desde ahí arriba no se ven fronteras,sólo tierra,agua,hielo y nubes,no lo olvides!"Cuánta razón llevaba.Definitivamente,no se ve a Dios desde aquí arriba.

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Mañana,la segunda y última parte.

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